El atardecer se desintegra en naranjas y rojizos en el
firmamento,
Mis brazos abiertos lo reciben con afecto sincero,
La pira funeraria se tambalea al ritmo del viento,
En su meneo sensual me pierdo
Y como el polen entre los aleteos de las abejas,
Me dejo ir en paz plena,
Pues no tengo miedos,
No tengo culpas,
Sonrío con un gesto tonto e ingenuo,
Cierro mis ojos sin que la oscuridad me inmute en
absoluto,
Estoy tranquilo,
Me siento amado,
En sus besos me siento hermoso,
En sus manos me siento humano,
En la tibieza de su aliento rodando sobre mi espalda,
Yo me siento libre,
Me siento realmente vivo,
Me siento hasta dulce,
Y me entrego a él, como la vida se entrega en manos
del tiempo,
Como los versos se entregan a la melodía que nace en
las piernas,
Y que se disemina en el cuerpo,
Como una infección exquisita,
Como una gota de tinta en el agua limpia…
Cierro los ojos y me dejo ir en sus caricias,
En estas rimas azucaradas,
Como sus besos intensos como un grito de guerra,
Me dejo ir a la deriva,
A donde me lleven tus manos inquietas,
A ese edén para nosotros dos…sólo para los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario