Asfalto a donde quiera
que veáis,
Gris pálido a donde
quiera que miréis…
Mi rostro es un muro
de contención,
De concreto armado,
De aislamiento sonoro,
Y detrás de él mis
emociones todas,
Desde las más
candentes a las más lastimeras,
Todas rugiendo,
Todas peleando por la supremacía
de mi mente,
Como el patio de una cárcel
tercermundista,
Hormigón armado de eso
está hecha mi alma,
Terca como el agua del
océano
Que viene una y otra
vez,
Golpeando la esponjosa
arena,
Perdiendo su esencia
en cada intento de someterla,
Así es mi alma,
Fuerte como lo eran
mis piernas,
Atrevidas como eran
mis rimas,
Y gracias a su obstinación
me levanto a diario,
Sonrió y espero que el
dolor no desencaje mi mirada,
Que mis labios sigan
sellados al menos por este día,
Y luego otro, y otro
más,
Y pueda avanzar en la
corriente del tiempo,
Que me llevará al
mismo destino frío como mármol de todo el mundo,
Mi cara es un muro de
contención,
Y los temblores de mi
rabia mezclada con mi sentimiento de culpa,
Pasan desapercibidos detrás
de ella,
Asfalto a diestra y
siniestra,
Asfalto también mi
cara lavada,
Y mi sonrisa adormecida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario