Llega el tiempo de
segar mis versos enamorados,
De cortarlos de raíz,
De escarbar mi mente
para asegurarme que no quede raíz alguna,
Es tiempo de que tu
nombre se pierda en el tiempo,
Que vuele con el
viento hacia el horizonte,
Hacia dónde se
encuentra el mar con el cielo,
Hacia dónde las almas
moran en el intersticio naranja del crepúsculo,
Es hora de decirle
adiós a esos recuerdos tibios
A esos besos que
desmoronaban la poca cordura con que fue concebido,
Es hora de decirle
adiós a esos acordes enternecedores,
A esa voz tuya que
transformaba un te amo, en un salmo,
Un eres mío, en un
himno sagrado,
Es hora de decirle
adiós a la agilidad que aprendieron mis piernas en tus manos,
Es hora de decirle
adiós a la entrega plena de mis brazos alrededor de tu cuello,
Es hora de decirle
adiós al yo que construiste con ternura y paciencia,
Es hora de decirle
adiós a los kilómetros de rimas que gemiste en mi espalda,
Es hora de lanzar mi
aro al océano,
Y ver como se
precipita al fondo,
Como tu nombre entre
mis entrañas,
Como este dolor en mi
alma,
Es hora de decirte
adiós, descansa en paz,
Y esperar a que sea mi
turno para atravesar el puente,
Y volver a encontrarte,
Como se encuentra el
alma en el éter,
Como se encuentra el
amor verdadero aun después de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario