Quedémonos quietos
En silencio,
Recostados uno al lado
del otro,
Con los ojos cerrados,
Y rozando tímidamente
nuestros dedos,
Que tu aliento se mezcle
con el mío,
Como olas invisibles
en el viento,
Quedémonos quietos,
Ahogándonos en este
silencio terso
En esta tibieza
aterciopelada
Que emana de nuestros
cuerpos agitados,
Dejemos que nuestros
latidos
Que se sienten en
nuestros pechos
Como marchas de gotas
de lluvia sobre las ventanas,
Se vuelvan mansos como
el mar cuando no hay viento,
Y cuando el frío
acierte sus zarpazos sobre nuestra piel desnuda,
Acércate…
Bésame…
Que yo haré lo propio,
Y en tus brazos
esperaré que la mañana florezca,
Y nosotros sigamos caminando
este sendero hermoso que llamamos vida.
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