En sueños ella
susurra,
En sueños ella acaricia,
La diosa dorada de la
noche,
La que nada en el mar
sereno del caos,
Pasea por el jardín,
Ojeando por entre las
ventanas,
Husmeando por las
mirillas de las cerraduras,
Y su aliento frío se
vuelve una ventisca entre las hojas ca´´idas,
Allí yace el hombre al
que ella ha elegido,
La puerta está
abierta,
Su corazón la aguarda,
Su alma tomará entre
sus manos,
Y este hablando
dormido,
Nunca revelará su
nombre,
Sino que prometerá
serle fiel,
Y acompañarla a la
tierra que yace en el otro mundo,
Y mientras todos lloran
en su lecho de muerte,
El nada tranquilo
entre sus versos,
La bruja ha reclamado
a su amado,
El reloj se detiene en
las tres, treinta y tres,
El silencio se hace
denso en el mundo,
Entonces ellos se
besan,
Su corazón se detiene,
Su alma es suya,
La bruja regresó para
cobrar venganza,
Ahora puede volver al húmedo
viento del bosque,
Ahora puede volver a
su nido de hojas y plumas,
A esperar nacer
nuevamente.
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