Has confundido mis miradas con versos
enamorados,
Escritos y perennes…
Llenas de gracia como María,
Llenas de vida como las obras de Miguel Ángelo…
Has confundido mis piernas con raíces
inquebrantables,
Testarudas e indómitas,
Frescas como el mar de la Plata,
Lisas como la nieve en las calles de
Yugoslavia,
Pero no soy nada de eso,
No tengo el corazón puro,
No tengo la fuerza para acompañarte en este
camino,
Mis pensamientos me pesan más que mis propias
caderas,
Mis ansias de libertad gritan más que la
Bastilla,
Me encanta acariciarte,
Disfruto besarte,
Y hasta me emociona enredar mis extremidades
entre las tuyas,
Dormir rodeándote con mis brazos,
Como las ramas antiguas rodean los brotes
nuevos,
Pero no te amo,
No te necesito para seguir sonriendo,
No te extraño a cada minuto,
Ni mucho menos pienso en ti cuando llueve o hay
niebla,
Y se me antoja estar en mi cama,
Quizás contigo, quizás con alguien más…
Ya estoy viejo,
Y el corazón se me ha secado como uva
avinagrada,
No hay amor en esta sangre que me recorre por
completo,
Así que ve,
Corre, salta, diviértete, vive…
Y mejor huye,
Que mis piernas son enredaderas codiciosas e
ingratas,
Una vez que me aburra te dejaré,
Bésame, tócame, serpentea mi piel toda con tu
lengua,
Acopla tus gemidos a los míos,
Siénteme llenar los cálices de tu anatomía,
Quédate a dormir una que otra noche si así lo
deseas…
Pero, no te enamores,
Yo ya ame y olvide como se hace eso,
Yo ya ame y no quiero volver a hacerlo,
Así que guarda tu corazón de mandarina madura…
Después de todo esto es sólo un juego sudoroso,
Dónde solo el guerrero cruel sobrevive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario