Este ceño fruncido hace juego con mi boca rota,
Con esas sonrisas que se han apolillado,
Y son solo memorias tristes, viejas y
paupérrimas…
Así no me gusto,
Así que visto una máscara,
Con una sonrisa dibujada,
Una que no es ni muy amplia, ni muy escueta,
Simplemente perfecta,
Como una noche al lado de un lago vaporoso,
Donde el agua ondula al caer en ella las flores
maduras
De matas amarillas de girasoles esbeltos…
Visto una máscara ceñida,
Una que se ha mimetizado con mi rostro,
Así que nadie nota la careta que pende de mis
orejas,
Como la primavera pende de mis ventanas,
Y así la mantengo todo el día,
Como un verso que revolotea en mis
pensamientos,
Sin encontrar una rima mínimamente sensata,
Y hastiado de su falta de compostura se
suicida…
Visto una máscara,
Una que disimula mi mirada perdida,
Mis ojos llorosos,
Mi semblante desencajado,
Como mi quijada después de tantos puñetazos…
Visto una máscara,
Y a veces me es tan difícil reconocerme sin
ella,
Pues se siente muy cómoda,
Como la lujuria de antaño enraizada en mis
piernas,
Donde legiones se arrodillaron sin elevar rezo
alguno,
Pero de eso, no queda más que el recuerdo,
Y la vocación añeja de puto,
Uno que ha amado y ha olvidado,
Uno que ama y es amado,
Uno que aun en cuando debería ser feliz se
siente roto,
Como una copa que se resbalo de la mesa,
Como el útero de una mujer que abortó en un
consultorio sucio,
A la espalda de un mercado,
Y murió atropellada al mirar atrás con
remordimiento…
Sí, estoy triste y quebrado,
Pero llevo una máscara con una sonrisa
delineada,
Y eso es todo lo que el mundo ve,
Y todo lo que voy a mostrarle.
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