Algo melcochudo está en el aire,
No sé muy bien si son las ganas de verte,
O el estupor de este verano caprichoso
Que se ha agarrado con todas sus fuerzas a un
abril presuroso,
Y a sus noches de temperaturas indecisas…
Como mis rimas,
Y hasta cansadas como mis piernas,
Estoy aquí, a la luz de las velas,
Sin tener tus manos serpenteando sobre mis
piernas,
Sin tener tu mirada reflejando la danzarina
llama que consume la cera,
Estoy aquí con esta urgencia convertida en un
rezo,
En un ruego esperanzado,
Pronto estaré en tus brazos,
Hundiendo mi frente en tu pecho,
Como el sol cayendo detrás de las impetuosas
olas del oeste,
Y podré sentir esos acordes suaves que son tus
latidos,
Y podré arrullarme en el aire que escapa de tu
boca cuando dices mi nombre,
Y este rueda libremente como dejándose llevar
hacia las faldas de las montañas,
Estoy aquí sentado,
Pegando mi nariz a la ventana,
Como un fantasma penando en una casa vacía,
Esperando que este vacío en mi pecho, en mis
piernas y en mi lecho,
Se destartale como pintura mohosa,
Y que las sábanas dejen de estar tan tersas
Y se vuelvan un paisaje post-apocalíptico,
Donde se irgan nuestras rodillas, nuestras
caderas como flores obstinadas,
Y revoloteen nuestros besos y cientos de te
amo,
Estoy aquí en la quietud de la casa vacía,
Y con una inquietante urgencia de verte y
besarte,
Y una conciliadora esperanza de verte
pronto…muy pronto.
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