La tristeza parece inalterable,
Parece hacinada en la médula ósea,
Y de allí se extiende por el torrente sanguíneo al ser todo,
He intentado manipular mis labios, tratando de sonreír con frescura,
He intentado frotar mis ojos, tratando de que las lágrimas se disuelvan
al tacto,
Pero nada parece funcionar, simplemente me siento vacío,
Como un útero después de un legrado,
Como el estómago en un ayuno inclemente,
Como la cabeza sin un pensamiento sobrio,
Como las caderas sin la caricia de un amante inquieto,
Como una vagina sin un pene apuñalando su interior sin piedad alguna,
Como un ano sin la lengua del verdugo que lo alaba antes de destruirlo,
Y cuelga de cabeza como un murciélago mi lógica,
Me siento disperso,
Tratando de hilvanar mi cordura con un hilo quebradizo,
Un quehacer tonto que se desfigura como la luz a través del vidrio,
Heme aquí solo abrazándome a mí mismo, tontamente
Con mis plumas rotas,
Con mis rimas oxidadas,
Con esa sensación que parece certeza de que no pertenezco aquí, que mi
tiempo es caduco,
Que merezco descansar mis huesos crujientes en una tierra húmeda y
mullida
Aquí estoy esperando a que la muerte deje de hacerse de rogar y me visite,
Y me lleve a su lecho y me haga suyo de una vez por todas,
Aquí me tienen mirando el cielo rezando como cuando era un niño,
Pero esta vez pidiendo no despertar al día siguiente…
Ya fue suficiente,
Ya tuve suficiente.
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